La sociedad japonesa es una de las más ritualizadas del mundo. Los japoneses gustan de emplear la forma adecuada para cada situación. El concepto de kata y sus implicaciones en cada acto de la vida es fundamental para adentrarse en las formas de actuar. El saludo y la inclinación que le acompaña son una de las primeras cosas que debemos considerar cuando tratamos con los japoneses.
En el mundo occidental hemos ido dejando a un lado mucho del protocolo que en otro tiempo existía. La influencia del concepto igualitarista que suele asociarse a la democracia ha llevado a disminuir la ceremonia con que se trataba a las personas de distinto rango jerárquico en la sociedad. Por supuesto que se mantiene una etiqueta y un protocolo en muchas situaciones cotidianas, pero en comparación con la atención que se dispensa a las formalidades en Japón, los europeos vivimos en un "paraiso" de relajación de las costumbres.
La forma japonesa normal de interacción en una presentación o saludo es una inclinación del cuerpo hacia delante, ojigi. Este acto, que parece tan simple, manda múltiples mensajes que son comprendidos por las personas versadas en el código social japonés.
La inclinación debe hacerse según la persona a la que mostramos nuestros respetos. Según la posición que ocupa en la jerarquía con respecto a nosotros así debe ajustarse el ángulo de inclinación, la duración y la actitud.
En un ambiente informal bastaría con una inclinación de unos 15º y con personas con las cuales no tenemos mucha distancia jerárquica. Si es una situación formal o es un superior, el ángulo debería llegar a los 45º, al menos en el primer encuentro, ya que en ocasiones posteriores puede reducirse un tanto. La inclinación a 90º se reserva para celebraciones religiosas o extremadamente formales. La persona que realiza su presentación normalmente habrá de inclinarse más que aquel a quien se dirige.
Los hombres deben llevar las manos a sus costados, más o menos a las costuras del pantalón, juntando los talones. Las mujeres desplazan las manos hasta situarlos casi en la parte frontal de los muslos.
La inclinación siempre toma como eje de giro la cintura. El tronco y la cabeza, alineados, bajan al unísono, la espalda recta, nunca combada. La mirada se mantiene en el suelo. Mantener el contacto visual se considera una forma de desafío o insolencia, falta de humildad y en cualquier caso sería descortés.*
El tiempo que dura la inclinación viene a ser de uno a dos segundos. Para algunos el lapso esta acorde con el ritmo de la respiración, en tres fases. Según esto debemos inhalar mientras nos inclinamos hacia delante; exhalar cuando se para en el punto más bajo de la inclinación; inhalar nuevamente mientras se vuelve a la vertical. Lógicamente nos referimos a una respiración natural, relajada, lo que, por otro lado, dará naturalidad a nuestro movimiento.
Continuará....
* En algunos estilos de artes marciales se recomienda justamente que se mantenga la mirada fija en el oponente mientras se le saluda y poder reaccionar al menor movimiento de agresión.
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